Vivimos en una era donde la conexión nunca ha sido tan accesible. Basta con un clic para enviar un mensaje al otro lado del mundo, una videollamada para ver el rostro de un ser querido, un post para compartir nuestros pensamientos con cientos o miles de personas. Sin embargo, más gente que nunca reporta sentirse sola. ¿Cómo es posible? ¿Cómo podemos estar rodeados de mensajes, likes y notificaciones y, aun así, sentir que nadie realmente está ahí?
La soledad en la multitud es una paradoja que define nuestra era. Estamos constantemente conectados, pero esa conexión parece haberse vuelto superficial. Hoy hablaremos de este fenómeno, de cómo las redes sociales, los estilos de vida frenéticos y las expectativas culturales han transformado nuestra idea de conexión, y cómo todo esto contribuye a un aislamiento silencioso que pocos se atreven a admitir.