Cada persona, en la medida de sus circunstancias y posibilidades, elige su modo de descansar. Un alto porcentaje opta por la playa; otros, por la montaña. No faltan quienes prefieren o no les queda más remedio que permanecer en su localidad. Como se ha formulado de muchas maneras, el ocio no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de actividad para retornar con renovadas energías a la que resulta más habitual.