Hoy estaremos leyendo Lamentaciones 3-5, Hebreos 10:1-10 y Proverbios 13:11-20. En Lamentaciones 3 al 5, Jeremías abre su corazón en medio del dolor. Después de describir la ruina y el sufrimiento de su pueblo, se levanta una de las declaraciones más poderosas de esperanza en toda la Biblia: “El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!” (3:22-23). A pesar de la oscuridad, el profeta reconoce que Dios sigue siendo fiel. En los capítulos siguientes, Jeremías describe la devastación de Jerusalén, el hambre, la injusticia y la pérdida, pero también afirma que Dios ve, escucha y no se ha olvidado. Lamentaciones termina con una oración: “Haz que volvamos a ti, Señor, y volveremos; renueva nuestros días como los de antes.” (5:21).Aun en medio de la disciplina, la misericordia de Dios sigue siendo la última palabra. La esperanza no nace cuando todo está bien, sino cuando, en medio del dolor, recordamos quién es Él.Reflexiona: ¿Estás permitiendo que el dolor te aleje o te acerque más a Dios? ¿Estás recordando que Su fidelidad permanece incluso cuando tus circunstancias cambian?
En Hebreos 10:1–10, el autor muestra que los sacrificios del antiguo pacto eran solo una sombra de lo que Cristo haría. Los sacrificios repetidos nunca podían limpiar la conciencia del adorador; solo cubrían el pecado temporalmente. Pero cuando Cristo vino, dijo: “Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad.” Con una sola ofrenda, ofreció su cuerpo y nos santificó para siempre. Su obediencia reemplazó los sacrificios antiguos, y su entrega voluntaria abrió el camino hacia la comunión total con Dios.El evangelio no es un esfuerzo humano por alcanzar a Dios, sino la respuesta divina para alcanzarnos a nosotros. Jesús no vino solo a perdonarnos, sino a transformar nuestra relación con el Padre. Su sacrificio fue perfecto, completo y suficiente. Reflexiona: ¿Estás viviendo en la libertad de lo que Cristo ya hizo, o sigues cargando culpas que Él ya llevó en la cruz? ¿Tu adoración fluye desde la gratitud o desde el intento de ganarte Su favor?
En Proverbios 13:11–20, la sabiduría enseña que la prosperidad duradera se construye con paciencia y rectitud. “La riqueza lograda de prisa disminuirá, pero quien la recoge poco a poco la aumenta.” La fidelidad en lo pequeño prepara para bendiciones mayores. También nos recuerda que la esperanza diferida entristece el corazón, pero cuando el deseo se cumple es árbol de vida. El justo escucha el consejo, mientras que el necio camina hacia el daño. “El que anda con sabios se vuelve sabio, pero el que se junta con necios saldrá mal parado.” La compañía que elegimos define nuestro destino.