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Hoy estaremos leyendo Ezequiel 15-16, Hebreos 13:1-9 y Proverbios 15:21-33. En Ezequiel 15 y 16, Dios utiliza imágenes fuertes para describir la condición espiritual de Jerusalén. En el capítulo 15, compara a Israel con una vid improductiva. Una vid sin fruto no sirve ni siquiera para madera; su único propósito es dar uvas. Así también, el pueblo había sido elegido para dar fruto de justicia y adoración, pero al apartarse de Dios, se volvió inútil para su propósito. Luego, en el capítulo 16, el Señor usa una metáfora más profunda y conmovedora: la de una niña abandonada que Él recoge, cuida y convierte en una esposa hermosa. Pero esa esposa, en lugar de serle fiel, se prostituye con otros pueblos e ídolos. Es una imagen de traición espiritual. Aun así, en medio de la infidelidad, Dios promete recordar su pacto y mostrar misericordia: “Yo estableceré mi pacto contigo, y sabrás que yo soy el Señor.” Este pasaje nos recuerda que la gracia de Dios no depende de nuestra perfección, sino de su fidelidad. Pero también nos llama a responder a esa gracia con amor y fidelidad genuina. Reflexiona: ¿Estás dando fruto con tu vida o te has conformado con solo tener apariencia espiritual? ¿Estás respondiendo al amor de Dios con fidelidad o con indiferencia?

En Hebreos 13:1–9, el autor concluye la carta con consejos prácticos para vivir la fe. “Permanezca el amor fraternal. No se olviden de practicar la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.” También exhorta a recordar a los presos, a honrar el matrimonio y a mantenerse libres del amor al dinero. Luego, da una promesa poderosa: “Sean contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho: Nunca te dejaré ni te abandonaré.” Finalmente, anima a los creyentes a imitar la fe de sus líderes y a no dejarse llevar por enseñanzas extrañas, recordando que “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos.” La madurez espiritual se refleja en el amor, la generosidad, la pureza y la confianza. La fe no solo se declara, se practica cada día en las decisiones cotidianas. Reflexiona: ¿Tu fe se refleja en amor, servicio y contentamiento? ¿Estás viviendo con la confianza de que Cristo sigue siendo el mismo en medio de cada cambio?

En Proverbios 15:21–33, la sabiduría contrasta al necio que se alegra de su insensatez con el prudente que busca consejo. “El que escucha la corrección adquiere entendimiento.” También enseña que “el temor del Señor instruye en sabiduría, y antes de la honra está la humildad.” La verdadera sabiduría comienza con reconocer que Dios tiene la última palabra. Quien teme al Señor aprende a hablar con suavidad, a recibir consejo con humildad y a vivir con discernimiento. La necedad, en cambio, lleva al fracaso y al desprecio por la verdad.