Hoy estaremos leyendo Daniel 5-6, 1 Juan 1 y Proverbios 22:11-20. En Daniel 5 y 6, Dios demuestra Su soberanía sobre reyes, naciones y circunstancias imposibles. En el capítulo 5, el rey Belsasar organiza un banquete profano usando los utensilios sagrados del templo. De repente, aparece una mano escribiendo en la pared un mensaje misterioso. Nadie puede interpretarlo, excepto Daniel. El mensaje anuncia juicio: “Pesado has sido en balanza y hallado falto.” Esa misma noche, el reino cae y Belsasar muere. Dios no se deja burlar; lo que los hombres profanan, Él lo juzga con justicia.En el capítulo 6, Daniel sirve fielmente bajo un nuevo rey, Darío. Sus enemigos lo atacan no por corrupción—porque no tenía ninguna—sino por su fidelidad a Dios. Logran que se firme un decreto que prohíbe orar a cualquier dios. Daniel no se esconde: abre sus ventanas, ora como siempre, y es arrojado al foso de los leones. Pero Dios cierra la boca de los leones. Al amanecer, Darío declara: “El Dios de Daniel es el Dios viviente, y su reino no será destruido.”Reflexiona: ¿Estás viviendo con la integridad de Daniel aun cuando sea incómodo o peligroso? ¿Tu vida está revelando a otros quién es el Dios viviente?
En 1 Juan 1, el apóstol Juan habla de la vida, la luz y la comunión verdadera. Él declara que anuncia lo que ha visto y tocado: la vida misma manifestada en Jesús. Luego exhorta: “Dios es luz y en Él no hay ninguna oscuridad.” Por eso, la comunión con Dios exige caminar en la luz, confesando la verdad y abandonando la oscuridad. Uno de los versículos más recordados de toda la Escritura aparece aquí: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” No se trata de negar el pecado, sino de traerlo a la luz para que Dios lo limpie.Reflexiona: ¿Estás caminando en la luz o escondiendo áreas en sombra? ¿Estás confesando tu pecado y recibiendo la limpieza y libertad que Cristo ofrece?
En Proverbios 22:11–20, se resalta el valor del carácter y la pureza del corazón. “El que ama la pureza de corazón y habla con gracia tendrá al rey por amigo.” La pureza no es debilidad, es influencia divina. También dice que los ojos del Señor guardan el conocimiento y derriban las palabras del traidor. Más adelante, nos advierte del perezoso que inventa excusas: “Hay un león afuera”, evitando lo que debe hacer. Y añade que la boca de la mujer inmoral es una fosa profunda; quien se desvía caerá en ella. Finalmente, recuerda que la necedad está ligada al corazón del niño, pero la disciplina la corrige. Es una invitación a formar carácter desde temprano.