Hoy estaremos leyendo Números 33-34, Lucas 5 y el Salmo 50:1-8. En Números 33, Moisés registra cada etapa del viaje de Israel desde Egipto hasta la frontera de la Tierra Prometida. Este recuento muestra cómo Dios guió a Su pueblo a través del desierto, proveyendo y protegiéndolos en todo momento.
En Números 33:53, Dios da una instrucción clara al entrar en la tierra:
"Tomen posesión de la tierra y habítenla, porque a ustedes les he dado la tierra para que la posean" (NTV).
En Números 34, Dios define los límites de la Tierra Prometida y asigna líderes para repartir la herencia entre las tribus. Esto nos recuerda que Dios es un Dios de orden y propósito, y que cada paso que nos lleva a nuestra promesa es parte de Su plan.
Reflexiona: ¿Estás recordando la fidelidad de Dios en tu vida y confiando en que Él te guía hacia Sus promesas?
En Lucas 5, Jesús llama a Sus primeros discípulos. Después de enseñar desde la barca de Simón Pedro, le dice que lance las redes al agua. Aunque Pedro duda, obedece, y el resultado es un milagro:
"Maestro, hemos trabajado mucho durante toda la noche y no hemos pescado nada—le respondió Simón—. Pero, si tú lo dices, echaré las redes nuevamente" (Lucas 5:5, NTV).
La pesca es tan abundante que las redes comienzan a romperse. Pedro, asombrado, se arrodilla ante Jesús y dice:
"¡Oh Señor, por favor apártate de mí, porque soy un hombre pecador!" (Lucas 5:8, NTV).
Pero Jesús le responde con un llamado transformador:
"Desde ahora, serás pescador de personas" (Lucas 5:10, NTV).
Más adelante, Jesús sana a un leproso, perdona y sana a un paralítico, y llama a Leví (Mateo), un recaudador de impuestos despreciado, mostrándonos que el llamado de Dios no es para los perfectos, sino para los dispuestos a seguirlo.
Reflexiona: ¿Estás dispuesto a dejar todo por seguir el llamado de Jesús en tu vida?
En Salmo 50, Dios habla como juez y deja claro que no busca sacrificios vacíos, sino un corazón sincero. En Salmo 50:7-8, dice:
"¡Escucha, pueblo mío, porque voy a hablar! Israel, voy a declarar en tu contra: Yo soy Dios, tu Dios. No te reprendo por tus sacrificios ni por los holocaustos que ofreces continuamente" (NTV).
Dios no necesita rituales vacíos; Él busca una relación genuina con Su pueblo.