Alguna vez sentiste que el cielo está en silencio… pero tú no puedes dejar de clamar?
En el Día 254, Isaías 63–64 y 1 Tesalonicenses 4 nos revelan el poder de una generación que no se rinde, que levanta sus ojos, y que no se conforma con lo visible.
Este episodio es un llamado urgente a la pureza, la esperanza y la adoración que conmueve los cielos.
Reflexionamos juntos sobre lo que significa vivir como quienes esperan Su regreso… con fuego, con santidad y con un clamor que provoca que el cielo se rasgue.
Prepárate para una palabra transformadora, una oración que activa respuestas y una invitación a vivir encendidos por lo eterno.