Tenía tan sólo tres años cuando la bailarina de una caja de música le hizo descubrir su pasión por la danza. Lucía Lacarra siempre lo tuvo claro: ella se dedicaría al ballet aunque fuera la última de la fila. Pero desde los quince años ha figurado en el primer puesto de compañías de todo el mundo: Madrid, Marsella, San Francisco, Munich, Dortmund… A sus 46 años, se encuentra en plena forma física y artística, por lo que, de momento, no se plantea una retirada de los escenarios, aunque a largo plazo se imagina dedicada a la producción de sus propios espectáculos. En todo caso, lo que no cambiará nunca es el vínculo con su pueblo natal, Zumaia, el lugar que le permite desconectar y dejar de ser una estrella internacional para, durante unos días, llevar una vida normal.