El Capitán Elkano reclama lo que se merece la tripulación ante el emperador Carlos. Traen las bodegas repletas de Clavo, alcanfor, Canela y otras especias. Pero la tripulación esta seriamente mermada y han sufrido mucho durante el viaje de que ha durado mas de tres años fuera de casa. El San Lucar les reciben con salvas y, según llegan, se dirigen a la Catedral, para dar gracias por haber regresado vivos.
El rey Carlos V quiso recibirles en Valladolid y ver con sus ojos las especias, pero sobre todo dar fe de que los acuerdos que traían eran duraderos.