Al mundo, cada ser humano, viene desnudo y solo; y por mucho que haya conseguido dinero o algún tipo de reconocimiento mientras vive, del mundo cada ser humano se va tal y como vino: solo y sin nada. Pero en estas palabras obvias hay un mensaje; hay algo con lo que las personas vienen a este mundo, y con lo que las personas que no creen en Cristo, se van de este mundo: el pecado. La relación entre la atracción por el dinero, y su engaño, y la condenación eterna.