Y porque son hijos, Dios ha enviado a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: Abba, Padre. [Gal 4:6]
¿Qué niño, o adulto en realidad, no anhela pasar tiempo con un padre que se preocupe por él, que le prodigue atención? Muchos de nosotros hemos tenido padres imperfectos. Digo esto en tono irónico, porque todos los padres terrenales son imperfectos. Algunos fueron abusivos, otros distantes, muchos, simplemente... ausentes. Incluso los mejores, a decir verdad, tienen malos momentos, de ira, distracción, malas decisiones.
Después de todo, sólo Dios es perfecto.
Pero Dios elige ser llamado Padre. Y aún más asombrosamente, Abba. Papi. Un término de cariño cercano. Un nombre tierno. ¿Qué padre no se derretiría al oír a su preciosa hija llamarle papi? ¿Y qué bendición es que papi te lea un cuento, ore contigo, te arrope? ¿que mire debajo de la cama y mate al monstruo que acecha?
Esta relación especial es algo que Dios, el todopoderoso Creador de Todo, quiere tener.
Contigo.
Oremos
Dios, Tú elegiste ser Padre, y aún más, Abba, papi. Gracias por tu tierno cuidado hacia mí, tu hijo imperfecto. Ayúdame a aprender a ser un mejor padre para mis hijos, o un mejor hijo para mis padres. Amén.
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