Y el SEÑOR pasó delante de él y proclamó: "El SEÑOR, el SEÑOR Dios, misericordioso y clemente, paciente y abundante en bondad y verdad. (Éxodo 34:6)
Cuando Moisés le rogó a Dios que le mostrara Su gloria, Dios lo escondió en una grieta de la montaña, y pasó físicamente, escondiendo a Moisés detrás de Su mano al pasar para que no viera el rostro de Dios, y muriera.
Una cosa sorprendente que Dios hizo entonces fue declarar Su nombre, mientras pasaba. Y en la declaración, Dios utilizó el término Abundante.
Es parte de lo que Él es. Él es abundante en gracia, en misericordia, en bondad, en verdad, en provisión...
Cuando miramos hacia atrás en nuestra vida, y vemos el tren descarrilado detrás de nosotros, nos damos cuenta de que Dios nos ha mostrado más misericordia, más gracia, más paciencia y más perdón, que cualquier hijo podría esperar de un padre.
Y cuando miramos la cruz... nos quedamos sin palabras. ¿Por qué? ¿Por qué haría Él ESO? ¿Por MÍ? Se trata de obtener un trato injusto.
Dios pagó el precio más alto, para rescatarte. Esto va más allá de cualquier gracia, cualquier misericordia, que la mente humana pueda comprender. Amor abundante. Es lo que Él tiene para ti.
Oremos
Oh, Dios, ¡no puedo mirar esa cruz sin darme cuenta de cuánto me amaste! Y cuánto odiaste mi pecado. El precio que pagaste... Dios, dame hoy sólo una porción de Tu abundante amor y paciencia, para que pueda mostrarte a aquellos con quienes me encuentre hoy. Amén.
Si te gustó este devocional, compártelo a tus amigos y redes.
Si alguien te lo compartió, te puedes suscribir aquí: