El brazo del Señor no es demasiado corto para salvar, ni su oído demasiado sordo para oír. (Isaías 59:1)
Puedes ser un cristiano, uno de verdad, no un "cristiano ejecutivo" (sólo en Navidad y Semana Santa), un siervo del rey, y aun así quedarte atrapado en este mundo y sus trampas. Pero hay esperanza.
Sumidos en nuestros propios líos, no podemos ver ninguna esperanza. Hundiéndonos. Ahogándonos. El apóstol Pedro se sentía así. Temerario y demasiado confiado, Pedro tendía a prometer más de lo que podía y, por lo general, a no cumplir.
La Biblia no esconde basura como esta. ¿Quién puede olvidar la historia de cuando Pedro caminó sobre las aguas, saliendo al encuentro de Cristo? Cuando apartó los ojos de Jesús y los puso en la tormenta, y se hundió como una roca. Pedro tenía la esperanza a un brazo de distancia. Y SABÍA que Jesús podía salvarle de la tormenta, o ni siquiera se habría molestado en gritar pidiendo ayuda.
¿Cómo habría sido esta historia si Pedro hubiera empezado a nadar hacia el barco, ahora oculto por las olas? ¿O peor aún, si hubiera intentado nadar hasta la orilla? Con el mar embravecido y la lluvia torrencial, cualquier dirección en ese momento era probablemente errónea.
En nuestros problemas muchas veces intentamos nadar de vuelta al barco por nuestra cuenta. Perdido en el mar, con los ojos fuera de Jesús, y en nuestro problema. Dios siempre está a un brazo de distancia. Todo lo que tenemos que hacer es clamar y levantar la mano.
Dios prometió estar siempre ahí. Él no es sordo a tus oraciones, Él no está de vacaciones, no tienes que dejarle un mensaje en el buzón de voz. Clama y levanta tus brazos. Y date cuenta de que Su ayuda puede llegar a través de otros que han pasado por lo mismo. No temas buscar la ayuda de un amigo de confianza, que pueda guiarte a un pastor, o a un grupo de Comunión de Gracia Internacional que pueda ayudarte a caminar a través de la tormenta.
Oremos
Jesús, gracias por escucharme cuando clamo, y por tu brazo fuerte que me saca del pozo cenagoso y pone mis pies sobre la roca. Amén