Y Moisés dijo: "El pueblo en medio del cual estoy [son] seiscientos mil hombres de a pie; sin embargo, Tú has dicho: 'Yo les daré de comer [para] todo un mes'. "¿Se sacrificarán para ellos rebaños y manadas, para proveerles lo suficiente? ¿O se reunirán para ellos todos los peces del mar, para que tengan de comer? (Números 11:21-22)
Todo general sabe que un ejército viaja sobre su estómago. El principal problema logístico es cómo alimentarlos. Porque un soldado hambriento está débil y desmotivado para luchar.
La Biblia afirma en múltiples lugares que Israel tenía alrededor de 600 mil combatientes en su ejército, además de mujeres, niños y ancianos. Alrededor de 2 millones de almas en total. Sin embargo, Dios los guio a través de un desierto donde no había comida ni agua. Él milagrosamente proveyó suficiente maná y agua para todos ellos, cada mañana.
Comieron maná hasta que se hartaron. Se quejaron como niños de 4 años. No veían la provisión de Dios, su suficiencia, sólo veían "¿Otra vez maná?".
Entonces Dios le dijo a Moisés que iba a proveerles carne. En un día, suficiente carne para un mes, para cada uno de ellos. Incluso Moisés no creía que eso fuera posible. Pero Dios trajo codornices, a la altura del pecho, en un día de viaje en todas direcciones alrededor de todo el Campamento.
Como mínimo había 120 millones de codornices, dos por persona por día durante un mes. Si, estaban muertas, apiladas a esa altura, había miles de millones.
En cualquier caso, la gente salió corriendo, recogió las aves muertas y empezó a comérselas. Sin reconocer que Dios había provisto. Desagradecidos.
Cómo yo, hoy, cuando dudo que Dios proveerá para mis necesidades o las de mi familia. Cuando considero que debo hacerlo por mi cuenta, que Dios no vendrá Cuando presumo de Su provisión y no le doy gracias.
Cada día es un regalo. Mi próximo aliento, todo lo que tengo, los dones de la vista, el oído, el olfato, la capacidad de caminar. Incluso la privación de algunos de ellos, son regalos. Para humillarme, para ayudarme a apoyarme en Dios para mi pan de cada día.
Porque, al final, Él es lo que necesito.
Oremos
Señor, perdóname por las muchas veces que he dado por sentada Tu provisión, y no he estado agradecido por cómo Tú provees diariamente lo suficiente para mis necesidades. Ayúdame hoy a reconocer Tu suficiencia para satisfacer todas mis necesidades. Amén
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