La primera vez que escuché una frase parecida al título de este artículo fue gracias al libro “Let My People Go Surfing (Dejen a mi gente surfear)”, escrito por Yvon Chouinard, fundador de Patagonia. Esta obra —mitad autobiografía, mitad manifiesto empresarial— plantea cómo dirigir una empresa de forma ética y sostenible, integrando el amor por la naturaleza y los deportes al aire libre dentro de la cultura organizacional.
Yvon no es una mujer y tampoco es estadounidense. Es un franco canadiense que hoy tiene 86 años, pero que de joven no quería ser un hombre de negocios. Él sólo quería surfear, escalar y viajar. Pero terminó creando productos tan buenos que el mercado los abrazó con entusiasmo. Así nació Patagonia, una marca reconocida no solo por su calidad, sino por su filosofía organizacional avanzada para su tiempo.
En su libro (si no lo has leído vale la pena que dejes de leer este artículo y vayas por él), Yvon cuenta lo valioso que era para él que los colaboradores de Patagonia pudieran dar balance a su vida. Un ejemplo brillante es su política de horarios flexibles: si hay olas, su gente puede salir a surfear. No cuando lo diga la empresa, sino cuando lo diga la naturaleza.
Cuando eres un surfista, un montañista, un ciclista o un corredor, entiendes muy bien este concepto. Porque no se trata solamente de que tengas el tiempo para salir y hacer la actividad deportiva que más te gusta. Sino que tengas la posibilidad de coordinar tus horarios para que puedas hacerlo en el momento óptimo. Poniendo el ejemplo del surf, de nada vale que tengas el tiempo libre para ir a surfear si en ese momento del día o de la temporada no hay olas.
En el libro se detalla muy bien cómo se aplicó esta filosofía para que no se volviera un caos en la organización. Por supuesto, nada es perfecto. Todo es mejorable. Lo que sí es que en Patagonia existe la idea de tener presente este modelo que respeta el balance y la calidad de vida de sus empleados.
Ese principio es poderoso. No se trata solo de “tener tiempo libre”, sino de permitir que las personas organicen sus horarios para poder moverse, respirar y vivir mejor. Una visión pionera en temas que hoy discutimos mucho más, como el trabajo híbrido, el burnout y el balance vida-trabajo.
Inspirado por ese espíritu, quiero invitarte a replantear una idea simple pero poderosa: deja que tu gente salga a caminar.
Deja que salgan (por favor!)
Caminar a diario es una de las formas más accesibles y efectivas de mejorar la salud física y mental en adultos. Ayuda a controlar la presión arterial, reducir el colesterol y mejorar la salud cardiovascular. También favorece el control de la glucosa, previniendo o manejando la diabetes tipo 2. Y todo esto, sin necesidad de gimnasio ni equipo especializado.
Los beneficios no son sólo físicos. Caminar estimula la producción de endorfinas, mejora el estado de ánimo, reduce el estrés y la ansiedad, e incluso favorece el sueño y el rendimiento cognitivo. Además, caminar es sostenible, económico y fácil de incorporar a la rutina diaria.
Muchas empresas han comenzado a fomentar el hábito con programas de bienestar corporativo que promueven metas como caminar 3,000, 6,000 o 10,000 pasos diarios. Estos retos de pasos ayudan a mejorar la salud ocupacional, el compromiso de los equipos y la cultura del autocuidado.
Pero... ¿tienen tiempo para caminar?
Promover caminatas sin habilitar condiciones reales es como invitar a surfear sin permitir salir de la oficina. Si no se consideran los espacios o los horarios para que las personas puedan realizar esta actividad, (recorrer 6 km diarios, por ejemplo), difícilmente van a poder cumplir su reto.
Ejemplos de obstáculos que se pueden presentar a la hora de hacer la caminata diaria de 4,000 pasos: seguridad en el área para salir muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche; carencia de banquetas o vías no adecuadas para peatones; larga distancia entre casa y el trabajo; poco tiempo para caminar en el horario de comida; ciclo constante de reuniones, incluso fuera del horario laboral. ¿Se te ocurre otra?
Es muy importante que los líderes en las empresas colaboren con sus equipos para que estos puedan cumplir con su actividad de caminatas diarias. Por eso te invito a que pienses en ideas innovadoras para que tanto tú como tu gente, puedan cumplir con su reto de caminar “X mil pasos diarios”.
Aquí algunas ideas que te sugiero para que tu gente pueda cumplir con sus metas de pasos diarios:
* Pausas activas con caminatas: integra bloques de 10-15 minutos durante el día para que el equipo pueda salir a caminar. Mejor aún si es al aire libre.
* Rutas seguras cercanas: mapea rutas cercanas a la oficina con distancias y tiempos. Puedes hacerlo como parte de tu estrategia de wellness urbano.
* Reuniones caminando ("walk and talk"): algunas reuniones 1:1 pueden hacerse caminando. Mejora el foco y activa la mente.
* Reto de pasos corporativo: usa apps como Rocket Journey, Google Fit, Apple Health o Fitbit para organizar desafíos mensuales. Agrega premios simbólicos o beneficios por participación.
* Horarios flexibles: permite entradas/salidas escalonadas para que caminar se adapte al entorno y a la vida personal de cada colaborador.
* Propósito social: conecta pasos con causas. Por ejemplo, 1,000 pasos = 1 peso donado por la empresa a una fundación. Caminar con propósito tiene más poder.
Incluir caminatas como parte del bienestar laboral es una forma de hacer lo que muchos llaman “mini-max”: mínimo esfuerzo con máximos resultados. Promueve el auto cuidado y la verdad es que es de las acciones fitness más económicas que hay.
Por eso te invito a dos cosas:
* La primera es que como líder... no solo midas pasos, sino que des pasos hacia una cultura más activa, flexible y sostenible.
* La segunda es que te unas a mi reto de 6,000 pasos diarios este mes de junio. Sólo tienes que subir a tu cuenta de LinkedIn una foto, al cierre del día, con los pasos que realizaste y colocarle el hashtag #Reto6000pasos
Anímate. Vamos a caminar