A quienes en los últimos años hemos perdido a alguien muy cercano, una vez que se atienden los asuntos mas urgentes y se va paliando la pena, en lo último que uno piensa es en el patrimonio digital de la persona que se fue.
Cuando murió mi esposo hace 9 años, ahí seguían estando sus cuentas de face, google, correos y yo no sabía como darlos de baja porque no tenía las claves. Entonces aparte de ir con el Notario y hacer mi escrito de Voluntad Anticipada (ya había hecho testamento), escribí en una hoja todas mis claves y se la di a mi sobrino. En algún aniversario donde puse algo conmemorando la muerte de mi esposo, Face me preguntó: “Ana ¿quien murió?”, contesté que mi esposo, entonces Face me dio el procedimiento ya sea si yo deseaba cerrar su cuenta o dejarla como una cuenta conmemorativa para que familiares y amigos pasaran de vez en cuando a dejarle alguna frase como si fueran flores. Dejé la cuenta conmemorativa.
Ahora que la pandemia nos obligó prácticamente a mudarnos al mundo digital, donde tenemos, archivos, planos, información de toda índole de la empresa, el trabajo, nuestros diseños, nuestros cursos, nuestra firma electrónica, cuentas bancarias, identificaciones y claves. Tenemos ahí nuestra identidad y nuestro patrimonio… y que pasa cuando ya no estemos?
El Gobierno de la Ciudad de México modificó el Código Civil para que los capitalinos tengan la posibilidad de incluir en su testamento información digital como videos, claves, contraseñas, correos electrónicos, aplicaciones, acceso a plataformas, documentos y todo lo que pudiera existir en la nube o en cualquier dispositivo.
“El legado también puede consistir en la titularidad sobre bienes y derechos digitales almacenados en algún equipo de cómputo, servidor, plataforma de resguardo digital, dispositivo electrónico, redes sociales o dispositivos físicos…” Establece uno de los párrafos que se agregaron al Código Civil de la Ciudad de México. En la misma reforma se establecen los procedimientos.
Antecedentes jurídicos ya hay en España, Francia, Canadá y 47 Estados de la Unión Americana. Ahora esa certeza jurídica ya la tenemos también en la Ciudad de México. Sin embargo, se requieren hacer diseños y adecuaciones a legislaciones concurrentes e infraestructura, por lo que entrará en vigor dos años después de su publicación en el Diario Oficial