Listen

Description

¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón de arriba 👆🏼

Querida persona que me lee:

¿Qué hace un artista o una persona creativa cuando está bloqueada? Sí, claro, además de llorar en un rincón y acabarse un bote de helado (me han contado que eso pasa).

Pues empiezas El camino del artista, escrito por una señora llamada Julia Cameron.

Se trata de un libro-curso de 12 semanas para gente que tiene cierto llamado al arte pero vive en las sombras.

Resulta que el domingo de esta semana tuve mi última reunión en línea con las maravillosas personas con las que compartí ese camino y siento como cuando terminas una serie que te cambia la vida. No como cuando acabas un reality show cualquiera, sino cuando terminas una serie que llevas años siguiendo.

Y te quedas con esa sensación de: ¿Ahora qué? Con un huequito en el corazón porque una veintena de personas se me volvió importantísima.

Esta es la segunda vez que puedo terminar el curso (porque lo puedes hacer cuantas veces quieras) y lo reafirmo: el truco es hacerlo con personas. Pero esta vez la sentí muy distinta porque de alguna manera facilité el grupo.

Compruebo que es un camino difícil, porque no sólo te hace replantearte el camino artístico sino la vida en sí.

Así que… en el menú de hoy hay:

* 📚 Un libro: El camino del artista de Julia Cameron (pero esta vez hablaré de por qué hacerlo en grupo).

* 🔮 Un producto: Un hack súper simple si usas Google Calendar.

* 💡 Una rolita: Una bendita serendipia.

* Y el cuento y la reflexión de siempre (el cuento es sobre un grupo de apoyo).

Este libro salió en 1992. Intenté hacerlo por primera vez por ahí de 2016.

Fracasé.

Luego en 2018.

Fracasé.

Lo abandonaba siempre hacia la semana cuatro porque: o decía que no me daba tiempo o porque había demasiada espiritualidad en el libro. La verdad es que hacer un trabajo de autoconocimiento creativo en soledad da miedo.

Lo retomé sólo porque la fabulosa Francis Moricete creó un grupito para recorrerlo. De alguna manera, esta suerte de presión social me hizo seguir. Me encantaba ver las transmisiones en vivo de Franz (¡APROVECHO PARA DECIRTE QUE CORRAS A SUSCRIBIRTE A SU NEWSLETTER!) Y me gustaba verlas sabiendo que ella y otros personas nos acompañábamos.

¿El resultado? Es mucho más difícil que me tome días libres de newsletter o podcast. Aprendí que la vulnerabilidad compartida es más poderosa que la motivación individual. Y que a veces necesitas testigos para creer en tu propia transformación.

El camino del artista lo puedes conseguir en Amazon con este enlace.

Es cierto que me estoy haciendo de comunidades digitales. Soy parte de los conejillos de indias, digo, de la comunidad digital de Norka 💡, que es absolutamente genial. Esto que abrió apenas se llama “El club de la constancia” y es mi pretexto perfecto para seguir escribiendo por aquí.

Hay dos cosas que esta gurú ha dicho que tengo grabadas.

* Una: ten honestidad sobre tu energía al día.

* Dos: no necesitas aprender a usar una nueva herramienta para hacer las cosas que ya haces.

Entonces: Como yo ya uso Google Calendar en el trabajo, me bloqueo mis tiempos. Estoy consciente de que soy un ave nocturna. A las seis de la tarde soy un avión, y me siento con la energía como si fueran las once de la mañana, así que es mi tiempo ideal para escribir.

Va el ejemplo gráfico (medio falso, porque en realidad uso mi cuenta del trabajo):

Bloqueo un espacio de una o dos horas (por cierto, de las cosas más bonitas que hay en el Calendar de Google es habilitar la opción de horas del mundo adicionales a la izquierda, que sirve para cuando trabajas o te encuentras con personas de otras partes del orbe), y le pongo su propio color.

Para el trabajo, morado. Para la escritura, rojo.

Con estos tiempos bloqueados me enfoco en una sola tarea.

Pausa comercial para decir que encuentro una chispa de felicidad cuando aparece en Spotify que dos de mis artistas favoritos hacen algo juntos por serendipia.

Desde hace un rato sigo con ahínco a la señorita Luisa Almaguer. Me encanta su estilo porque son canciones que puedo cantar sin problema cuando estoy en mi auto… ¿Sabes lo difícil que es para esta pobre contralto encontrar canciones con las que no tenga que batallar con los agudos?

Hay jiribilla en esto porque Almaguer es una chica trans. Nota al margen: alguna vez le apareció a uno de mis amigos en Bumble y le rogué que le diera like para pedirle su autógrafo.

El autógrafo todavía no llega.

Camilo Lara es la persona detrás de uno de mis proyectos musicales favoritos: El IMS. El Instituto Mexicano del Sonido.

Pues ambos hicieron esta colaboración re-bella para una serie que no he visto (y que dudo ver, la mera verdad). Pero la canción: 10/10.

Grupo de ayuda

—Mi nombre es Roberto y llevo dieciséis días limpio.

Aplausos moderados resonaron en el salón de la parroquia. Roberto se aclaró la garganta y continuó.

—Ayer casi recaigo. Tenía todo listo, había apartado las horas, pero cuando llegó el momento... me fui a hacer otra cosa. Acabé viendo TikToks hasta las dos de la mañana.

—¿Qué ibas a hacer, Roberto? —preguntó la facilitadora.

—Mi último cuento. Lo tengo pendiente desde febrero.

Una mujer en la segunda fila levantó la mano.

—Mi nombre es Sandra y soy igual que Roberto. Ayer también toqué fondo. Estaba ahí, frente a la computadora, con el documento abierto, y de repente me levanté a limpiar el refrigerador. Terminé reorganizando toda la despensa.

—¿Qué documento, Sandra?

—Mi tesis. La defensa es en tres semanas.

Roberto asintió con comprensión fraternal.

—Lo entiendo perfectamente. Odio que mi cerebro juegue conmigo en ese momento y me susurre cosas como: “¿Y si mejor ordenamos los cables del cajón?”.

—Exacto —Sandra suspiró—. Ayer gasté dos horas investigando la mejor manera de doblar las camisetas. No he hecho la tesis, pero ahora tengo un método japonés perfecto. Que seguro nunca usaré.

—El primer paso es admitir que somos completamente incapaces de hacer las cosas cuando se supone que las tenemos que hacer —dijo Roberto.

—Amén —respondió Sandra.

La facilitadora sonrió y escribió en el pizarrón: "Procrastinadores Anónimos - Sesión 847".

—¿Alguien más quiere compartir su progreso esta semana?

Si buscabas “artista” en el pequeño Larousse (tómala, qué vieja estoy) encontrabas un grabado de un artista en un estudio que parecía parisiense. Si no sabes qué es el pequeño Larousse, sáltate este párrafo, disfruta de tu vista 20/20 y que no te da resaca después de la fiesta.

La cosa es que desde el siglo XVIII vivimos en una cultura que romantiza al artista solitario. El genio incomprendido que crea obras maestras en la soledad de su estudio mientras el mundo no lo entiende. Es una narrativa bonita, pero también es una mentira que nos mantiene aislados y, muchas veces, bloqueados.

El camino del artista en grupo me enseñó algo que ningún libro de autoayuda había logrado: que la creatividad no es un acto individual, es un fenómeno social. Cuando compartes tus procesos creativos con otros, no solo te vuelves más constante. Te vuelves más valiente.

Mi grupo se convirtió en algo más que 24 personas (sí, éramos 24) haciendo ejercicios de un libro. Se volvió un laboratorio de vulnerabilidad donde podíamos experimentar con versiones nuevas de nosotros mismos. Lo más lindo de esta edición no fue seguir el libro, sino saber que cada domingo iba a ver a artistas como yo.

Me preguntarás: ¿todos acabamos el camino y cumplimos todas las tareas?

¡Por supuesto que no! Pero estoy segura de que cada persona descubrió algo importante y valioso como artista.

Nunca tomé captura de pantalla de esas llamadas, pero las fotos mentales jamás se me borrarán. Las risas, las manitas levantadas, las confesiones fuertes. Gracias, cofrades de mi corazón.

Para mí, la gran revelación: no necesitas ser artista para beneficiarte de un proceso creativo. Necesitas ser humano. Y los humanos, resulta, funcionamos mejor en manada. Incluso para crear.

Si hay algo que me llevo de estos tres meses, más allá de los proyectos que terminé o los bloqueos que deshice, es esto: crear en comunidad no te hace menos artista. Te hace más humano.

Y resulta que ser más humano es exactamente lo que tu arte (sea cual sea) necesita.

¡Hasta el miércoles de podcast!

¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.

Con cariño libre de virus,

J. McNamara, aka Geeknifer.

Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.

Escucha esta newsletter en Spotify, Apple Podcasts y YouTube.



This is a public episode. If you would like to discuss this with other subscribers or get access to bonus episodes, visit geeknifer.substack.com