Tenía 14 años y el sol de Canarias iluminaba el muelle. Sam Morales observaba el desfile militar cuando, de repente, un grupo de hombres bajó corriendo por la escala de un barco, fusiles en alto, como si cada paso fuera una misión de vida o muerte. Eran Infantes de Marina.En ese momento, sin saber aún lo que significaba realmente, pensó: “Yo quiero salir como esos”.
Veintinueve años más tarde, ese mismo chico —ya convertido en Comandante— podía contar historias que abarcan desde operaciones anfibias en zonas críticas hasta reuniones en el corazón del Estado, asesorando a la Presidencia del Gobierno en materia de seguridad nacional. También fue Jefe de Estado Mayor de la Fuerza de Protección de la Armada, coordinando y priorizando la actividad de las unidades encargadas de proteger instalaciones críticas y personal de alto nivel.
Hoy, ya en el sector privado, Sam destila toda esa experiencia en reflexiones que no solo hablan de táctica, sino de liderazgo, mentalidad y ética profesional.
Aprendizajes que todo Escolta de Élite debe asimilar
Durante nuestra conversación, Sam dejó frases que podrían grabarse en la pared de cualquier sala de entrenamiento:
* Humildad como primera línea de defensa: “El mejor jefe que he tenido nunca interfería en lo que no conocía, se ponía al frente siempre, asumía la responsabilidad y, sobre todo, respetaba a su gente”.
* La protección es anticipación, no músculo: “Combatir ya es perder, aunque ganes”. El arma es siempre el último recurso. La victoria real es evitar que la amenaza ocurra.
* Gestionar el ego y las expectativas: “Cuando crees que lo sabes todo, estás fuera del sector”.
* Confianza total en el equipo: “Si no confías en tu gente, no vas a dormir tranquilo. Y eso, en nuestro trabajo, es letal”.
* Disciplina como estilo de vida: entrenamiento físico constante, lectura y formación continua son tan importantes como cualquier recurso táctico.
Una anécdota que lo dice todo
En una misión en Haití, rodeado con su equipo por más de 4.000 personas hostiles y sin medios adecuados, Sam recuerda un instante decisivo:“No teníamos autorización para abrir fuego salvo que viéramos un arma… pero escuchábamos disparos. Ese día entendí que a veces la mejor arma es la disuasión. Encendimos todas las luces, nos mostramos preparados… y el ataque no ocurrió”.
Esa lección —que evitar el enfrentamiento es, en realidad, ganar— se repite a lo largo de toda su trayectoria.
Las lecturas esenciales según Sam Morales
Para Sam, un profesional de élite no solo entrena el cuerpo; también alimenta la mente. Estos son sus libros imprescindibles:
* El mejor libro de liderazgo que puedo recomendar: Puertas de fuego de Steven Pressfield.
* Para entender cómo las organizaciones deben adaptarse al siglo XXI: Team of Teams de Stanley McChrystal.
* Para conocer cómo se organiza el mundo moderno: Diplomacy de Henry Kissinger.
* Para conocer cómo se configurarán los conflictos armados en el futuro: The Utility of the Force de Rupert Smith.
* Para conocer la guerra vista por dos de sus comandantes: No Picnic de Julian Thompson y Autobiografía del General Norman Schwarzkopf.
* Finalmente, para conocer cómo debe organizarse una industria de defensa para ser ágil: El arte de la innovación militar de Edward N. Luttwak y Eitan Shamir.
La vida del escolta de élite no es un espectáculo de acción: es disciplina, paciencia y visión.Cada día es una prueba silenciosa donde nadie aplaude cuando evitas un problema antes de que ocurra.La verdadera protección no busca protagonismo, busca eficacia.Tu arma más poderosa es la mente, y tu mayor enemigo es el ego.
Entrena, lee, escucha y observa.Actúa solo cuando sea necesario y, cuando actúes, que sea con la precisión de un bisturí.Porque como dice Sam Morales: “Combatir ya es perder, aunque ganes”.
🎯 Escucha. Aprende. Avanza.
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