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La verdad es que no iba a empezar la newsletter de hoy así, pero no me sale de otra manera. Quería contaros sobre mi amistad con Amaya, de cómo nos unió el 2.0 y nuestros recuerdos de Benidorm, pero ayer por la noche (en Dubái) me enteré de la muerte de Almudena Grandes, y siento un inmenso vacío porque me deja huérfana de historias.

No sé cómo llegué a Almudena, pero cuando la descubrí me quedé para siempre. Daba igual lo que publicase: lo leía religiosamente, como si fuese un credo. Libro nuevo y corría a comprarlo. No cogía nunca el primero de la pila. Escogía con precisión mi ejemplar. Las tapas tenían que estar perfectas y pasaba sus páginas rápido, intentando empaparme de la historia en ese momento. No podía esperar. De vuelta a casa, me convertía en espectadora omnipresente de su historia. Y ese mundo se convertía en el mío, aunque fuese solo por unas semanas.

El 10 de octubre leía de su puño y letra, en su columna de El País, que tenía cáncer. Almudena confesaba que estaba preparando un nuevo libro y me quise quedar tranquila: “Está bien. Está escribiendo”. Me ilusioné pensando en que pronto podría leerla de nuevo, calculando más o menos cuándo tendría en mis manos su próxima novela. “Quizá para Navidad”, pensé. Ahora, ya no habrá más.

Y me invade una pena enorme porque me quedo sin MIS historias, Almudena. Esas mismas que he leído a ritmo trepidante, entre las sábanas, con el café de la mañana, incluso refugiada en la taza del baño porque no podía despegarme de ti. Pensar que me va a faltar todo eso, tu voz, tu universo, se me hace muy difícil. Y sé que no soy la única.

Mi pasión por la Guerra Civil española y la postguerra no surgió contigo, pero la alimentaste como nadie. Tus novelas, tan documentadas, hilaban las historias de personajes inventados y otros que existieron más allá de tu imaginación. Tuve mucha suerte de poder conocerte. Fue gracias a mi amiga Geni, a quien siempre le estaré agradecida por hablarte de mi proyecto: el documental de Mujeres que corren. Cuando me dijo que accedías a que te entrevistase, lloré. Me emocionaba mucho contar con tu testimonio en un proyecto que para mí era tan importante.

Justo cuando rodábamos el documental, publicaste “Los pacientes del Dr. García” y, entre los protagonistas, un personaje de no ficción: Clara Stauffer, gran nadadora de la Segunda República y que, como nos contaste, antes de imponer a las mujeres españolas los pololos a través de la Sección Femenina, había participado en la competición a nado de la laguna de Peñalara… ¡en bañador de una pieza! Clara, quien fuera jefa de propaganda de La Sección Femenina, había sido una gran atleta, como dos de las protagonistas del documental Mujeres que corren: Margot Moles y Aurora Villa.

La historia de estas atletas de la Segunda República fue para mí la más emocionante de contar. He llegado a soñar con ellas, porque me quedan tantas preguntas pendientes que quizá, algún día, me atreva a hacer ficción con sus respuestas…

Fueron realmente las pioneras del deporte en España, pero la guerra las hizo perdedoras y fueron castigadas con el olvido. “En este país hubo mujeres libres y admirables alguna vez, a pesar de que todo lo que vino después pretendiese sepultarlas”, me dijiste.

Esta frase tuya me acompaña siempre: “Cada generación (de mujeres) en España está abocada a sentirse pionera porque los logros no se consolidan. Las mujeres españolas deberíamos proponernos dejar de ser pioneras de una vez”.

Fuiste tremendamente generosa con tu tiempo, porque no sé la de veces que te hicimos repetir el mismo “acting” desde distintos planos. Y, ahora, te recuerdo sola sobre el escenario del Teatro Lara de Madrid, encaramada a tu banqueta, con tu voz rasgada que lo llenaba todo, contándonos la historia de Clara. Tan tranquila, tan paciente. Tan cercana.

Durante el confinamiento te volví a “liar” y, una vez más, le pedí a Geni que hiciese de paloma mensajera para que me enviases una nota de voz leyendo un texto. Estaba preparando un episodio especial del podcast, un poco de alivio para todos en aquel momento de tanto miedo. Accediste de nuevo, y nos leíste un pequeño extracto de tu último libro, “La madre de Frankenstein”. Qué ilusión me hizo escucharte en Dubái. No tenía tu libro aún porque necesitaba leerlo en papel y repetir mi ritual.

Te voy a echar mucho de menos, Almudena. Me quedan tus novelas para refugiarme, esas que viajarán conmigo siempre.

Gracias por tanto.

Aquí podéis ver mi documental Mujeres que corren, en el que participa Almudena Grandes.

En la entrevista, Almudena menciona a Las Sinsombrero y este libro sobre ellas es una maravilla.

La dedicatorio que me regaló Almudena.

Aquí os dejo la entrevista del podcast de esta semana. Es un poco raro invitarme a mí misma a mi programa. Espero que os guste.



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