La palabra Pachamama viene del idioma quechua, hablado por imperio incaico y por gran parte del Perú y Bolivia entre otros. “Pachamama” significa “Madre Tierra”. Para muchas comunidades andinas, la Pachamama es una diosa muy antigua, una fuerza de la naturaleza que representa la tierra, la fertilidad, los animales, las montañas, el agua y todo lo que da vida.
No es solo una creencia del pasado. Hoy en día, muchas personas todavía respetan y celebran a la Pachamama. La sienten viva, generosa y también poderosa. Si la cuidas, ella te cuida. Pero si la explotas o la olvidas, puede volverse en tu contra.
Cada 1º de agosto, muchas familias hacen una ceremonia especial para agradecerle todo lo que ofrece. Se llama la “ofrenda a la Pachamama”.
En esta ceremonia, se hace un pequeño pozo en la tierra y se colocan ofrendas: hojas de coca, alimentos, frutas, vino, dulces y hasta cigarrillos. Todo se quema o se entierra como símbolo de agradecimiento y respeto.
En algunas regiones se dice que ese día la tierra está con la boca abierta, lista para recibir. Por eso, no se barre la casa, no se tira agua caliente al suelo y se camina con cuidado, para no ofenderla.
Hay un refrán popular en los Andes que dice:
“Donde manda la Pachamama, el hombre solo acompaña”
Esto significa que la naturaleza tiene su propio ritmo y sus propias leyes. El ser humano no puede dominarla por completo. Lo mejor que puede hacer es acompañar, observar y respetar.
Hoy en día, la figura de la Pachamama también es un símbolo del cuidado del medio ambiente. Muchos movimientos sociales y ecológicos la mencionan cuando hablan del respeto a la Tierra.
Incluso en algunos países, como Ecuador y Bolivia, la Constitución reconoce a la naturaleza como sujeto de derechos. Es decir, la Tierra tiene derechos, igual que nosotros. Eso es una forma moderna de honrar una sabiduría muy antigua.
La Pachamama nos recuerda algo muy importante: todo está conectado. Lo que damos a la Tierra, ella nos lo devuelve. Y lo que le quitamos sin medida, también tiene consecuencias.
Tal vez hoy sea un buen día para hacer algo en su honor: plantar una semilla, cuidar una planta, o simplemente dar las gracias por el agua, el sol, el aire.
Al fin y al cabo, como dicen en los Andes:
“La Tierra no nos pertenece. Nosotros pertenecemos a la Tierra”
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