Hoy en el Día de la Consciencia, celebro que haya llegado a mi vida el Cacao, planta amorosa y dulce que ha limado mis aristas y ha mermado mis juicios.
El camino de conciencia nunca acaba. Encontrar aliados que ayuden a amplificar nuestra capacidad para darnos cuenta es invaluable.
Cada camino tiene su poder y su espíritu. Sea este la meditación, la oración, la terapia o alguna medicina ancestral. Hoy me reconozco a través de la Mamá Kakau que es puro abrazo y arrullo maternal.
Los invito a conocer los beneficios de este superalimento que aviva al cuerpo, abre el corazón y alivia el espíritu.