
Leamos la narración que la misma vidente hace en una carta al P. Goubrand.
“Un día yo había ido con dos niñas más a orillas del río Gave, a coger leña, cuando oí un ruido. Miré hacia el prado, pero vi que los árboles no se movían los más mínimo. Entonces levanté la cabeza y miré la cueva. Vi a una señora toda de blanco: llevaba una túnica blanca y un ceñidor azul, y sobre cada uno de sus pies tenía una rosa de color entre blanco y amarillo, del mismo color que su rosario."