Las defensas de nuestro cuerpo poseen células que se comen a las bacterias (los fagocitos) y otras células (los linfocitos B) que generan anticuerpos contra ellas, los cuales se unen a su superficie y las neutralizan, y ayudan también a que los fagocitos las capturen. Sin embargo, resulta más sorprendente saber que los fagocitos no solo se comen a las bacterias, sino que producen una serie de moléculas superoxidantes que las atacan y las matan. Ante la presencia de estos compuestos dañinos, las bacterias se defienden generando enzimas, como la superóxido dismutasa, que los inactivan, pero esas enzimas, para funcionar, necesitan incorporar un átomo de manganeso. Por consiguiente, si el organismo controla el manganeso y produce adecuadas cantidades de moléculas superoxidantes, las bacterias estarán indefensas. Más información en http://cienciaEs.com