Cada vez nos es más difícil tomar decisiones, nos da miedo equivocarnos. Vamos día a día postergando decisiones importantes o peor aún dejando en alguien más el rumbo de nuestro propio camino, limitando nuestro aprendizaje personal.
No existen decisiones correctas; sería mejor pensar que las decisiones las podemos catalogar como más o menos adecuadas a nuestros objetivos; entendiendo que tenemos el derecho a equivocarnos pero también la obligación de cambiar de decisión en respeto a mis planes de vida.