“Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió." (S. Lucas 23: 6-9).
Herodes había rechazado la verdad que le hablara el mayor de los profetas y no iba a recibir ningún otro mensaje. Ni una palabra tenía para él la Majestad del cielo.