Uno de esos elementos que a todos fascinan es el fuego. Piense un poco en el tema y verá que el fuego es uno de los elementos más complejos que encontramos los seres humanos en nuestro caminar. El fuego da vida, pero puede causar la muerte. El fuego purifica, pero puede destruirnos. Por eso el fuego provoca en nosotros dos sensaciones encontradas: atracción y temor.
Muchos pueblos de la antigüedad veneraban el fuego como a una divinidad. Sin embargo, aunque la Biblia nos habla del fuego, éste sólo tiene valor simbólico en las Escrituras. Por un lado, el fuego es símbolo de la presencia misma de Dios; por otro es símbolo de la santidad divina.
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