En 1992, dos hombres, Franco Ospina y Nemesio Novaglia, a bordo del
velero “Caminante del viento”, atravesaron el Océano Atlántico para
emular la aventura de Cristóbal Colón 500 años atrás con la Pinta, la Niña y la Santamaría.
Salieron de Palos de la Frontera, el puerto
del que 500 años antes había partido Cristóbal Colón. Ese 3 de agosto
de 1992 nos enteramos de que el puerto no se llamaba Palos de Moguer sino
de la Frontera y que fue una tergiversación de la historia que confundió
el nombre con el de una población vecina.
El velero fue
construido en Itagüí, Antioquia. Tenía el tamaño de un pequeño bus
colectivo en el que convivieron durante más de tres meses. La pequeña
embarcación tenía 14 metros cuadrados de área habitable.
La
aventura de estos dos hombres se convirtió en una especie de radionovela
que continuamente mantenía en suspenso a los oyentes de Caracol Radio en
1992.
La aventura vino acompañada de problemas técnicos como el
día de partida que la quilla del barco tuvo problemas después de zarpar
y tuvieron que regresar en silencio, permaneciendo tres días ocultos y
en reparación.
Al pasar cerca de Marruecos una tormenta los hizo
atracar en puerto y allí las autoridades del país africano los
retuvieron otros tres días. Unos binoculares que el capitán Ospina le
dio a uno de los guardias, les permitió salir de Marruecos.
Ya
cerca de islas Canarias (España) la naciente tormenta Andrew los mantuvo
en vilo, tanto que en una noche casi se estrellan contra un gigantesco
carguero, pero salieron adelante y retomaron su rumbo.
El aire
les trajo la salmonela que afectó un poco más a Nobaglia, pero también la
superaron. El escorbuto, que es considerada la enfermedad de los
marineros, se mantuvo latente, pero por fortuna tenían vitamina C que la
anula.
La escasez de agua y de gasolina también los puso en
apuros. La pequeña bomba, con la que desalinizaban<