Dios te bendiga, mi amado y amada del Señor. La palabra para el día de hoy es maravillosa. El Salmo 23 dice "El Señor es mi pastor. En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos. Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre."
El Señor es nuestro pastor. Y si él es nuestro pastor nada nos falta. ¡Qué maravilloso es identificarnos con esta imagen bíblica para poder conocer un poco más acerca del Dios que nos ama! Esta es la manera en que el rey David describe al Dios qué sirve. Él es mi pastor, Él es tu pastor, Él es nuestro pastor. El Señor protege, provee, dirige, guía y cuida su pueblo. Dios nos cuida tiernamente como un pastor poderoso y paciente. Cuando reconocemos a Dios como pastor también admitimos nuestra vulnerabilidad y reconocemos su dirección, debemos orar para que nos sometamos a la obediencia de su vara y cayado; instrumentos para dirigir rescatar y corregir. Cuando miramos el Nuevo Testamento nos encontramos con Cristo hablando de sí mismo y presentándose aquella audiencia como el buen pastor. Juan 10:11 dice: "Yo soy el buen pastor, y el buen pastor su vida da por las ovejas". Yo creo que todos hemos experimentado ese cuidado, ese amor inagotable, esa imagen bíblica definitivamente para nosotros es muy poderosa. Lucas capítulo 15:1, 6 también nos enseña el Señor acerca de lo que significa ser pastor y buscar la que está perdida. Si un hombre tiene 100 ovejas, dijo el Señor, y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las 99 en el desierto y saldrá buscar la perdida hasta que la encuentre? Y cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a casa. Cuando llegue llamará a sus amigos y vecinos y les dirá: 'Alégrense conmigo, porque encontré mi oveja perdida. De la misma manera hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios, que por 99 justos que no se extraviaron.
Que hoy estemos celebrando esta maravillosa oportunidad; este momento hermoso de encuentro con el buen pastor. Dios te bendiga.