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Dios les bendiga mis amados hermanos. ¡Qué maravilloso es volver a encontrarnos en esta experiencia de reflexión en voz alta! Adorando al Señor porque Él es bueno en todo tiempo. La palabra del Señor nos dice: "Cuándo estoy angustiado, te llamo y tú me respondes". Qué diálogo tan hermoso entre el salmista y Dios. La manera en que a través de la oración le puedo comunicar todo lo que hay en mi corazón y de alguna manera orando, con los ojos abiertos, miro en el libro de los Salmos y en toda la palabra tanta riqueza. Veo descritos en esos Salmos muchas de las cosas que a mí me suceden en mi experiencia personal. Me doy cuenta que Dios entiende mi situación, entiende mis temores. También entiende cuando me enojo y me confundo, cuando me frustro por causa de lo que no puedo entender, lo que no puedo lograr.

El Salmo 57 dice en algunos versículos: "Ten compasión de mí, Dios mío, ten compasión de mí, porque en ti busco protección. Quiero que me protejas bajo la sombra de tus alas hasta que pase el peligro. Dios altísimo, te llamo porque siempre me ayudas. Tiéndeme la mano desde el cielo porque tu amor es constante. Tiéndeme la mano Dios mío y sálvame de mis enemigos. Pero tú, mi Dios, estás por encima del cielo, eres tan grande que cubres toda la tierra". Salmo 57 versículos 1 y 3 y versículo 5 en la Nueva Traducción Viviente. El Señor sabe que tengo temor. El Señor sabe que muchas veces tengo que enfrentar situaciones complicadas en la vida para las cuales realmente no tengo respuestas, no tengo herramientas y necesito su ayuda. Pero, que extraordinario es poder en el día de hoy afirmar, sin lugar a dudas, que el Dios que nos escucha es el Dios que nos ayuda, que tiene compasión de nosotros. Y bajo las alas de ese Dios grande podemos todos estar bajo su protección. El salmista le dijo "quiero que me protejas bajo esa sombra de alas maravillosas hasta que pase el peligro". Estamos viviendo un tiempo sumamente complicado. El Covid está a la puerta de cada uno de nosotros y tenemos qué tomar decisiones todos los días para poder enfrentar el diario vivir.

Qué bueno es saber que cuando llamamos al Dios eterno, Él nos responde y de la misma manera en el día de hoy te digo: levántate y pon en las manos del Señor todas tus angustias, todos tus temores. Aquel que te ha salvado, aquel que te ha llamado, aquel que te conoce cuidará de ti. Que el Señor bendiga tu vida el día de hoy y que la gracia del Todopoderoso te acompañe. Amen.