La ofrenda por el pecado. La primera de las ofrendas de carácter obligatorio. La contrastamos con la inmensa y preciosa obra de Cristo al morir por nuestros pecados. La ofrenda por el pecado era por pecados cometidos sin intención; la obra de Cristo es para todo tipo de pecado. La ofrenda se ofrecía por cada pecado que se cometía; la obra de Cristo fue "una sola vez y para siempre". Notamos también la relación que había entre los distintos grupos de personas que pecaban y el valor de los animales que tenían que sacrificar. Y cómo en cada uno de los cuatro grupos que pecaba, se atacaba un distinto aspecto del carácter de Dios y de la integridad de su congregación.
