Paypal: https://www.paypal.com/paypalme/editorialtpv
El día de hoy hablaremos sobre el capítulo 24 del libro The Oxford Handbook of the Protestant Reformations, titulado “Legal Courts”, por Joel F. Harrington). Ver aquí: https://global.oup.com/academic/product/the-oxford-handbook-of-the-protestant-reformations-9780199646920?cc=gb&lang=en& .
La Reforma también se juzgó en sala: allí donde el púlpito se cruzó con el banquillo. Este episodio muestra cómo los tribunales —civiles y eclesiásticos— no solo castigaron, también dialogaron y negociaron identidades: incluso el consistorio de Ginebra se parece hoy menos a un mazo disciplinario que a una “tutela forzosa” del alma, con admoniciones, multas y penitencias públicas antes que exclusiones definitivas. Veremos por qué “secularizar” el matrimonio significó, en la práctica, continuidad: divorcios raros y muy restringidos (adulterio o abandono malicioso), bodas con testigos y consentimiento paterno, y mucha casuística heredada del ius commune. Recorremos consistorios locales —dominados por laicos— que se reunían semanalmente para causas de moral, injurias y disputas domésticas, y que cooperaban (o chocaban) con juzgados civiles por blasfemia, brujería o bigamia.  También miramos la sombra de género: la “casa santa” como ideal legal, el “banquillo de la penitencia” escocés y la carga desproporcionada sobre mujeres en casos de fornicación, ilegitimidad o infanticidio.  Conclusión: más que un proyecto vertical, la cultura protestante se fraguó “horizontalmente” en tribunales abarrotados, donde vecinos, rumores y escrituras convirtieron el pecado en expediente… y la disciplina en conversación.
Siguenos:
- Web: https://teologiaparavivir.com/
- Blog: https://semperreformandaperu.org/
- Facebook: https://www.facebook.com/teologiaparavivir/
- Instagram: https://www.instagram.com/teologiaparavivir/
- Youtube: https://www.instagram.com/teologiaparavivir/