El desapego es uno de los caminos hacia la abundancia. Es fundamental dejar atrás aquello que ya no aporta valor a tu vida, para que pueda llegar lo nuevo y próspero. Es precisamente la energía del vacío la que atraerá y absorberá todo aquello que anhelas.
Mientras sigas aferrado a lo viejo o innecesario —ya sea en lo físico o en lo emocional— no habrá espacio para que surjan nuevas oportunidades. La prosperidad necesita movimiento. Por eso, es importante vaciar cajones, despejar armarios, liberar ese cuarto olvidado o el garaje. Dona lo que ya no utilizas.
El hábito de acumular lo que no se usa limita tu crecimiento. No son los objetos almacenados los que bloquean tu camino, sino lo que esa conducta representa. Al guardar excesivamente, inconscientemente estás contemplando la posibilidad del fracaso o de la escasez.
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