Abril 10: El que consuela a otros
Hechos 11:
22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. 23 Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. 24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.
25 Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. 26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
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Los apóstoles recibieron a un hombre que había vendido una heredad, la donó a la iglesia y se dedicó a servir a Dios. Este hombre tenía un carisma y un don tan especial que le cambiaron el nombre José a Bernabé, que significa "hijo de consolación" o “el que consuela”.
Bernabé tenía el don de la palabra que animaba, fortalecía a los creyentes. Ese don es de exhortar. La exhortación no es regañar o disciplinar, significa animar y consolar.
También tenía el don de discernimiento, y fue un promotor del ministerio de Pablo.
Primero, introdujo a Pablo en la iglesia cuando estaba recién convertido porque los cristianos le tenían miedo, pues antes de ser cristiano era un duro perseguidor de la iglesia. Como la vida de Pablo era un problema porque todos querían matarlo (fariseos, griegos, judíos) se refugió en su ciudad llamada Tarso y allí servía a Dios.
Tiempo después, Bernabé lo fue a buscar donde estaba, lo invitó para que lo acompañara en su misión y le permitió que desarrollara el don de la enseñanza. Bernabé sacó a Pablo del anonimato, pues vio en él mucho talento para ser usado en la formación de la Iglesia en Antioquía. Fue en ese momento donde después el Espíritu de Dios los escogió a ellos dos como misioneros para emprender la tarea de predicar en muchas regiones de diferentes culturas y creencias acerca del Salvador.
Cuando ellos fueron a visitar las iglesias, Pablo era el maestro enseñando las profundidades de Dios y Bernabé también, pero su lado fuerte eran sus palabras de ánimo que consolaban a las iglesias que estaban sufriendo persecución.
Admiro mucho este don que tenía Bernabé porque veía lo que muchos no veían. Él iba más allá de la apariencia, o los comentarios, o las acciones de alguien. Él miraba el corazón, las emociones y los estados de ánimo que alguien estaba viviendo. Se compadecía de cada congregación que visitaban y les llevaba un mensaje de esperanza de acuerdo a lo que estaban experimentando, y también miraba a aquellos que tenían gran potencial para ser un vaso útil en las manos de Dios cuando otros no lo veían.
Cuando se resolvió un problema de doctrina, los líderes de la Iglesia enviaron a Bernabé y otros para afirmar y consolar a las iglesias: "Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras." (Hechos 15:32).
Espero que Bernabé les inspire a desarrollar estos dones. A no rechazar a alguien por su estado actual, sino mirar con los ojos de Jesús que veía el gran potencial en las personas y sabía que todos tienen cualidades únicas, que si les damos la oportunidad y los guiamos con paciencia, veremos salir a la luz tesoros que estaban enterrados en los corazones.
Consideremos:
¿Cómo puedo aplicar este don en mi hogar? ¿Cuáles son las aptitudes positivas y únicas de mi esposo o esposa, mis hijos? ¿Sin dejar de ser disciplinados y exigentes, también puedo traer a mi casa un espíritu de bondad como el de Bernabé para descubrir talentos escondidos?
Soy tu amigo Eduardo Rodriguez. Que el Señor escuche tu oración y te dé palabras que exhorten, que animen, que levanten. No olvides leer todo el capítulo completo y compartir este programa con tus amigos.
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