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📖Hebreos 6:1‭-‬15 RVA2015: "Por tanto, dejando las doctrinas elementales de Cristo, sigamos adelante hasta la madurez sin poner de nuevo el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos si es que Dios lo permite. Porque es imposible que los que fueron una vez iluminados —que gustaron del don celestial, que llegaron a ser participantes del Espíritu Santo, que también probaron la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero— y después recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento puesto que crucifican de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a vituperio. Porque la tierra, que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella y produce hierba para el provecho de aquellos que la cultivan, recibe la bendición de Dios. Pero la que produce espinos y abrojos es desechada, está cercana a la maldición y su fin es ser quemada. Pero aunque hablamos así, oh amados, en cuanto a ustedes estamos persuadidos de cosas mejores que pertenecen a la salvación. Porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que han demostrado por su nombre, porque han atendido a los santos y lo siguen haciendo. Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia para ir logrando plena certidumbre de la esperanza hasta el final, a fin de que no sean perezosos sino imitadores de los que, por la fe y la paciencia, heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, puesto que no podía jurar por otro mayor juró por sí mismo diciendo: De cierto te bendeciré con bendición y te multiplicaré en gran manera. Y así Abraham, esperando con suma paciencia, alcanzó la promesa."

En este capítulo encontramos unas palabras de ánimo para aquellos que permanecen firmes en la fe. El apóstol insiste a que crezcamos en el conocimiento de Dios, en entender todas las promesas tan hermosas que tenemos en Dios: la esperanza de salvación, la esperanza de estar en la gloria celestial con nuestro Señor Jesucristo, y las recompensas tan grandes que nos dará. También advierte que los que no caminen en la verdad y decidan apartarse del camino santo, van a sufrir condenación por su propia decisión.
Una de las formas para no darle cabida al enemigo, ni sentirse atraído por los impulsos de la carne es cuando estamos ocupados sirviendo a Dios, involucrándose en la congregación en cualquier área donde podamos ser útiles. ¡No hay mayor satisfacción en la vida que la de ayudar a otros a que entren por la puerta estrecha, la que guía hacia la salvación y vida eterna! ¡Es una alegría ver el corazón de un joven transformado, un hogar restaurado, o parejas reconciliadas! ¡Es un honor ver a alguien nacer de nuevo por medio del bautismo y acompañarlo para que comience a crecer poco a poco en su vida nueva como seguidor de Cristo! Además, es un privilegio ayudar y aportar para el ministerio de un pastor, evangelista o misionero, siendo parte de esta labor divina para que el mensaje de las buenas nuevas sea esparcido por todo el mundo. Todos estos son algunos ejemplos de lo que significa servir a los santos.

Cuando somos diligentes y no perezosos en el trabajo de la obra de Dios, no tendremos tiempo para estar anhelando los placeres temporales, ni envidiando la vida extravagante que muchos viven, autodestruyendose, al final, con sus vidas desordenadas. No tendremos tiempo para dejarnos distraer y desviarnos del camino de vida; viviremos siempre en la verdad. Además, recibiremos siempre grandes recompensas del Señor porque Él mira cómo estamos cumpliendo Su voluntad, haciendo las buenas obras que Dios ha preparado para que hagamos en esta tierra y así el Reino de los cielos seguirá expandiéndose en las vidas y hogares de muchos. Cuando le demos cuenta a Dios por lo que hicimos con nuestras vidas, Dios nos va a dar coronas celestiales a los que permanecieron firmes hasta el final. Ed.Rod.

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