1 Tesalonicenses 5:12-28 RVA2015
“Les rogamos, hermanos, que reconozcan a los que entre ustedes trabajan, les presiden en el Señor y les dan instrucción. Ténganlos en alta estima con amor a causa de su obra. Vivan en paz los unos con los otros. Hermanos, también les exhortamos a que amonesten a los desordenados, a que alienten a los de poco ánimo, a que den apoyo a los débiles, y a que tengan paciencia hacia todos. Miren que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procuren siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos. Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús. No apaguen el Espíritu. No menosprecien las profecías; más bien, examinen todo, retengan lo bueno. Apártense de toda apariencia de mal. Y el mismo Dios de paz los santifique por completo; que todo su ser —tanto espíritu, como alma y cuerpo— sea guardado sin mancha en la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que los llama, quien también lo logrará. Hermanos, oren también por nosotros. Saluden a todos los hermanos con un beso santo. Solemnemente les insto por el Señor que se lea esta carta a todos los hermanos. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con ustedes.”
Ahora vamos a concluir el último capítulo de esta hermosa carta. Como ya miramos, ésta es una iglesia firme, pero que a pesar de su madurez, Pablo le dio consejos para que no pudieran ser alejados de la presencia de Dios con los engaños de falsas doctrinas, pero en general, los Tesalonicenses eran una iglesia ejemplar en toda la región para otras iglesias.
Te invito para que leas todo el capítulo completo, porque aquí el apóstol da unos consejos prácticos, como cápsulas de sabiduría para que tú y yo podamos aplicarlos en el día de hoy a pesar de que fueron escritas hace más de 2000 años.
Quiero que tengamos en cuenta los consejos desde el versículo 12. Primero, nos aconseja valorar a los líderes de la iglesia: los pastores, diáconos, y los servidores en general que ministran a los santos, es decir, a todos los miembros que llegan a la congregación a adorar a Jesucristo.
Los siguientes consejos son muy prácticos porque nos enseña a cómo tratar y ayudar a los que están pasando por diferentes etapas de sus vidas espirituales.
Primero nos anima a que amonesten a los desordenados, a los que quieren vivir vidas desordenadas y no les importa el mal ejemplo que están dando. Es necesario llamarles la atención y confrontar a los que no están haciendo el esfuerzo de vivir vidas santificadas por Dios.
También debemos alentar a los de poco ánimo. Debemos pedirle al Señor palabras de fortaleza para levantar con nuestras palabras a los que por alguna razón están desanimados. Una mala experiencia, un malentendido con alguien, o tal vez porque tuvo una falla ante Dios hace que alguien se desanime. Tu testimonio y tu compasión harán que esa persona renueve sus fuerzas en Dios y seas un instrumento de restauración y fortaleza.
Pablo nos aconseja que demos apoyo a los débiles y que tengamos paciencia hacia todos los que necesitan un empujón porque se ha detenido en el caminar con Dios. Los que están comenzando en el Señor no tienen la experiencia en Dios que tú has adquirido. Ellos sienten que las situaciones que se presentan los van a derrotar, pero con tu paciencia y experiencia ellos van a ser fortalecidos por tu compasión y perseverancia en entender su situación y aconsejarlos hasta verlos crecer y madurar, fortalecidos en Dios.
Consideremos:
¿Hemos recibido amonestación, aliento y apoyo de parte de algún hermano y nos ha ayudado en los momentos difíciles?
Hemos dado amonestación, aliento y apoyo a algún hermano y lo estamos ayudando en los momentos difíciles?
Soy tu amigo y hermano Eduardo Rodríguez.
Que el señor escuche corazón y te use para ayudar a otros en su caminar con Dios.
😇
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