Notas en Español e inglés 👇
Levítico 2: Sazonando con sal nuestro hogar.
Levítico 2:7-16 RVA2015:
“Si presentas la ofrenda cocida en cacerola, será de harina fina con aceite. Traerás al SEÑOR la ofrenda hecha de estas cosas y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará al altar. El sacerdote tomará de la ofrenda la porción de ella como recordatorio y la hará arder sobre el altar. Es una ofrenda quemada de grato olor al SEÑOR. Lo que sobre de la ofrenda será para Aarón y para sus hijos. Es lo más sagrado de las ofrendas quemadas al SEÑOR. “Ninguna ofrenda vegetal que presenten al SEÑOR tendrá levadura, pues no presentarás ofrenda quemada al SEÑOR de cosa que contenga levadura o miel. Estas cosas las podrán presentar al SEÑOR como ofrenda de los primeros frutos, pero no serán puestas sobre el altar como ofrenda de grato olor. “Toda ofrenda vegetal tuya la sazonarás con sal. Jamás permitirás que la sal del pacto de tu Dios falte de tu ofrenda. Ofrecerás sal con todas tus ofrendas. “Si presentas al SEÑOR una ofrenda vegetal de las primicias, será de espigas tostadas al fuego. Presentarás el grano fresco desmenuzado como ofrenda de tus primicias, poniendo sobre ella aceite e incienso. Es una ofrenda vegetal. El sacerdote hará arder la porción recordatoria del grano desmenuzado y del aceite, con todo el incienso. Es una ofrenda quemada al SEÑOR.
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En este capítulo continuamos leyendo acerca de las ofrendas y su respectivo orden. No olvides leer los demás versos que no leímos aquí hoy.
La reflexión de hoy está en un pequeño detalle de las ofrendas y es que tienen que ser sazonadas con sal, y aquí específica que representan el pacto entre Dios y su pueblo.
La sal no solamente es un condimento para dar sabor, también es un conservante para mantener las carnes y, en general, cualquier alimento para que tenga larga duración.
Recuerda que en ese tiempo no existían las neveras, por eso todo alimento se salaba y así podrían tenerlo por varias horas, incluso muchos días, dependiendo del proceso de salado.
En el medio oriente se utilizan tradicionalmente frases como: "Comimos pan y sal”, o "Comió de mi sal", dando a entender la relación pactada entre dos personas o algún trato que hicieron mutuamente.
De la misma manera el Señor espera que nosotros cumplamos las promesas que le hemos hecho a Él; de servirle, de adorarle y serle fiel, ya que confiamos que el Señor cumplirá siempre sus promesas a nosotros.
Además de eso, también cumplamos las promesas que le hemos hecho a alguien, incluyendo a los miembros de nuestro hogar. Seamos personas de palabra, cumpliendo lo que prometemos.
Otra lección que también podemos aplicar es el sabor que la sal da a alimentos insípidos. De la misma manera, nosotros tenemos que usar nuestras palabras como sazón para que las relaciones entre los miembros de nuestro hogar perduren y sea más fácil sobrepasar cualquier malentendido y diferencias.
Este es el consejo del apóstol Pablo en Colosenses 4:6: “Que la palabra de ustedes sea siempre agradable, sazonada con sal, para que sepan cómo les conviene responder a cada uno.”
Como cristianos, hijos y representantes de Dios, debemos medir bien nuestras palabras y utilizarlas para traer fortaleza, reconciliación y ánimo.
Si está ocurriendo lo contrario y tus palabras forman conflictos, divisiones, ira y desánimo; entonces tienes la obligación de urgentemente poner en práctica el consejo de hoy, y pedirle al Señor sabiduría para poder utilizar palabras sabias y sazonadas con sal para bendecir a nuestro hogar, nuestra iglesia y nuestra comunidad.
Soy tu amigo y hermano Eduardo Rodríguez. Que el Señor Jesús escuche tu oración y te dé palabras que sazonen.
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Leviticus 2: Seasoning our home with salt.
Leviticus 2:7-16:
‘If your offering is a grain offering baked in a covered pan, it shall be made of fine flour with oil. You shall bring the grain offering that is made of these things to the Lord. And when it is presented to the priest, he shall bring it to the altar. Then the priest shall take from the grain offering a memorial portion, and burn it on the altar. It is an offering made by fire, a sweet aroma to the Lord. And what is left of the grain offering shall be Aaron’s and his sons’. It is most holy of the offerings to the Lord made by fire.
‘No grain offering which you bring to the Lord shall be made with leaven, for you shall burn no leaven nor any honey in any offering to the Lord made by fire. As for the offering of the firstfruits, you shall offer them to the Lord, but they shall not be burned on the altar for a sweet aroma. And every offering of your grain offering you shall season with salt; you shall not allow the salt of the covenant of your God to be lacking from your grain offering. With all your offerings you shall offer salt.
‘If you offer a grain offering of your firstfruits to the Lord, you shall offer for the grain offering of your firstfruits green heads of grain roasted on the fire, grain beaten from full heads. And you shall put oil on it, and lay frankincense on it. It is a grain offering. Then the priest shall burn the memorial portion: part of its beaten grain and part of its oil, with all the frankincense, as an offering made by fire to the Lord.
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In this chapter we continue reading about the offerings and their respective order. Don't forget to read the other verses that we didn't read here today.
Today's reflection is on a small detail of the offerings and that is that they have to be seasoned with salt, and here it specifies that they represent the pact between God and His people.
Salt is not only a condiment to give flavor, it is also a preservative to keep meats and, in general, any food so that it lasts a long time.
Remember that at that time there were no refrigerators, that's why all food was salted and so they could have it for several hours, even many days, depending on the salting process.
In the Middle East, phrases such as: "We ate bread and salt" or "He ate my salt" are traditionally used, implying the agreed relationship between two people or some deal they made with each other.
In the same way, the Lord expects us to fulfill the promises we have made to Him; to serve Him, to worship Him and be faithful to Him, since we trust that the Lord will always keep His promises to us.
In addition to that, let us also keep the promises that we have made to someone, including the members of our household. Let us be people of our word, fulfilling what we promise.
Another lesson that we can also apply is the flavor that salt gives to bland foods. In the same way, we have to use our words as seasoning so that the relationships between members of our household endure and it is easier to overcome any misunderstandings and differences.
This is the advice of the apostle Paul in Colossians 4:6: “Let your speech always be with grace, seasoned with salt, that you may know how you ought to answer each one.”
As Christians, children and representatives of God, we must measure our words well and use them to bring strength, reconciliation and encouragement.
If the opposite is happening and your words create conflict, division, anger and discouragement; then you have an urgent obligation to put today's advice into practice, and ask the Lord for wisdom so that you can use wise and seasoned words with salt to bless our home, our church and our community.
I am your friend and brother Eduardo Rodríguez. May the Lord Jesus hear your prayer and give you words that season.
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