Porque al no tener colores, las fotos nos hacen fijarnos más en las formas, las sombras, las emociones de los rostros y los detalles pequeños. Eso puede hacer que una imagen nos transmita un sentimiento muy fuerte, como tristeza, alegría o sorpresa, sin necesidad de palabras.
Muchos fotógrafos como Graciela desarrollan algo parecido a un “instinto” que les dice cuándo la luz, la expresión o el movimiento es perfecto. A veces es cuestión de esperar pacientemente, y otras veces es cuestión de tomar muchas fotos y escoger la que mejor capture lo que sienten.
Sí, muchos adultos de hoy usaron cámaras donde había que poner un rollo de película y luego llevarlo a revelar. No podías ver la foto al instante como ahora en el celular, y eso hacía que cada disparo fuera más especial y planeado. ¡Puedes preguntarles si todavía guardan alguna de esas fotos!
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