Israel, el medio de Dios para restablecer su reino y reconquistar todos los reinos del mundo, termina siendo un reino como los demás.
Se discute el fracaso de la nación en la tierra y camino a la tierra.
Posteriormente, se discute como se establece la monarquía en Israel, y la función específica y representativa del Rey. Con este cambio, la teocracia de Dios se ejecuta por medio de una monarquía. Con Salomón, el plan empieza a funcionar, y las bendiciones del Edén se empiezan a recuperar. Naciones gentiles empiezan a ser atraídas de vuelta al reino de Dios. Al parecer, el reino de Dios se establecerá en la tierra como en el cielo.
Sin embargo, Salomón también empieza a construir un reino que cada vez se parece más y más a Egipto. Implementa trabajo forzado, se olvida de la ley, y cae en idolatría. El reino que una vez fue oprimido, ahora se vuelve el opresor.
La idolatría es lo único que Dios no permitiría en este pacto. Israel termina siendo conquistado, sacados de su tierra, esparcidos y perdidos en reinos humanos. El templo es destruido, la gloria de Dios abandona el templo, y terminan nuevamente en Babilonia; el lugar de donde Dios había sacado a Abraham para ejecutar su plan.
Saludo final por Maria José Valencia
