Los Corintios habían sido bendecidos por Dios con los dones espirituales. Pero lamentablemente ellos estaban haciendo de los dones una razón más para sentirse superiores y causar divisiones. Somos el cuerpo de Cristo. El don que hayamos recibido, debemos usarlo para su honra y gloria. Debemos servir a nuestros hermanos con alegría y con humildad.
PD: ¿ya descubriste tu don? De los que menciona Pablo en la lectura de hoy, ¿cuál crees que tienes? ¿Cómo lo usarías para fortalecer a tus hermanos? ¿Para hacer crecer el reino de Dios? Que el Señor te bendiga.