Dios es amor. Y nosotros, como sus hijos, deberíamos reflejar esa esencia de Dios. Nosotros debemos amarnos los unos a los otros. La iglesia y el mundo serían lugares muy diferentes si todos nos amáramos más los unos a los otros. El conocimiento es muy importante; las profecías, también son muy importantes; pero mucho más importante es el amor. El amor nunca pasará. Te invito a leer y releer este capítulo. Te invito a orar, pidiéndole a Dios que te llene de su amor. Que el Señor te bendiga.