Cuando finalmente David llega con el Arca del Pacto a Jerusalén, sucede algo bien interesante: el rey reparte alimentos a todos los presentes; y encarga a los levitas a que entonen un Salmo que él había compuesto. Este salmo era una forma de recordar todas las grandes acciones de parte de Dios por su pueblo Israel. Se enfoca en Dios, y en su tierno cuidado y protección a través de las edades. Recuerda las promesas de Dios a los patriarcas. David y su reino, eran, en parte, el cumplimiento de esas promesas. Ahora Israel tenía un reino; tenían una capital, y estaban bien organizados para hacer frente a sus enemigos. David había logrado unificar a las 12 tribus. Esta fue la época más gloriosa de Israel. ¿Cómo no alabar a Dios, que había hecho todo esto posible? David siempre fue un hombre amante de la música, y de la alabanza. Y ahora se encargó de que siempre hubieran músicos y alabanzas en la Casa del Señor.
¿Qué razones tienes tú para alabar al Señor? ¿Puedes decir que Dios ha sido tu protector? ¿Puedes testificar de su tierno cuidado sobre ti? No dejes de alabar al Señor. No dejes de venir a su presencia, para agradecerle y alabarle por todo lo que Él ha hecho en tu vida. Que el Señor te bendiga!
