Juan nos dice que muchos podríamos estar viviendo un cristianismo falso. Cuando decimos amar a Dios, y no guardamos sus mandamientos, estamos mintiendo. En nuestra vida no puede haber luz y tinieblas al mismo tiempo. No podemos amar a Dios y amar al mundo. Cada uno debe escudriñar su vida, y revisar donde está su corazón. ¿Amo a Dios con todo mi ser? ¿Amo su Palabra? ¿Estoy guardando sus mandamientos? ¿Amo a mis hermanos? Juan nos presenta una meta muy elevada: debemos vivir como Jesús vivió. Debemos andar en sus pisadas. Debemos imitar su ejemplo. Wow. Eso no suena nada de fácil. Porque nosotros somos pecadores. Nosotros somos egoístas. Nosotros somos orgullosos y rencorosos. ¿Cómo amar y vivir como Cristo amó y vivió? Solo con un nuevo corazón. Solo con el poder del Espíritu Santo. La meta es alta. Y si fallamos, y pecamos, Cristo está ahí para interceder por nosotros. Él está ahí para levantarnos y ayudarnos a seguir adelante. No te desanimes. Tienes a un abogado perfecto, paciente y misericordioso. Él te va a ayudar a ganar todas tus luchas y batallas. Él nunca te va a abandonar. Que el Señor te bendiga.
