El apóstol Pedro sabía de las pruebas que los creyentes estaban afrontando en la zona de Asia. Su carta tiene el propósito de animarlos y fortalecerlos. Estaban pasando por pruebas, y corrían el peligro de perder la fe, y volver a su antigua vida de pecado y maldad. Pedro les habla de la esperanza viva: la salvación. Dios los había elegido, y los había salvado a través del poder del Espíritu Santo. Habían sido rescatados por lo más valioso que existe en el universo - la sangre de Cristo Jesús. Y el hecho de Cristo Jesús había resucitado de entre los muertos, era la garantía de que la salvación y la victoria final estaban aseguradas. Pronto podremos disfrutar de la vida eterna. Esa es nuestra esperanza viva. Aférrate a ella. Esta vida es pasajera. Somos como la hierba - hoy estamos aquí, mañana ya no estaremos. Pero cuando Cristo vuelva recibiremos la vida eterna. Recuerda para que fuiste llamado: para agradar a Dios y para vivir una vida de santidad. No pierdas el rumbo. Vive para Dios. Que el Señor te bendiga.