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El nombre de Jeroboam se transformó en un proverbio dentro de Israel para referirse a lo malo. Así como David fue un ejemplo a seguir, por su amor y su fidelidad hacia Dios; Jeroboam fue un ejemplo de apostasía y rebeldía. Dios lo había sacado de entre la multitud para hacer de él un rey; pero no debemos olvidar que Dios pone y Dios quita reyes. Y como Jeroboam se olvidó, y le dio la espalda al Señor, el Señor finalmente lo castigaría. Este hijo que estaba enfermo, sería el único que moriría en paz. Todos los demás descendientes de Jeroboam, encontrarían muertes horribles. Dios estaba decidido a borrar la dinastía de Jeroboam; ya que él nunca reconoció a Dios, ni lo adoro como debía. La única condición que Dios le puso, fue la misma que decidió transgredir. No fue leal a Dios, y llevó a toda una nación a la perdición. El profeta Ahías también anunció que en el futuro Israel sería llevada al destierro. 
Pero luego el relato bíblico nos habla de lo que estaba pasando en el reino de Judá. Y ellos tampoco estaban haciendo lo recto delante del Señor. También habían levantado altares y santuarios paganos por todas partes. Y se menciona que se practicaba la prostitución cultica; es decir, se adoraban a los dioses de la fertilidad a través de hombres y mujeres que ejercían la prostitución. En el fondo, estaban actuando peor que las naciones que Dios había echado de delante de ellos. Por esa razón Dios los entregó en manos de Sisac, rey de Egipto, quien conquistó Jerusalén, y saqueó los tesoros del Templo y del palacio real. Se robó todo el oro que pudo, incluyendo los escudos de oro que el Rey Salomón había hecho para adornar el Templo. La apostasía siempre tendrá consecuencias fatales. Tarde o temprano, llegarán las consecuencias. Aún cuando veas que muchos abandonen a Dios, tú no lo hagas. Sigue fiel al Señor, y nunca abandones sus caminos. Que el Señor te bendiga.