La sabiduría de Salomón, provenía directamente del Señor. Dios, como Rey celestial, le ofreció un regalo al nuevo rey de Israel - y el regalo era un cheque en blanco. Es decir, Salomón podía pedir cualquier cosa: Riqueza, fama, o la muerte de todos sus enemigos. Pero Salomón no se sentía preparado para guiar a este gran pueblo. Por lo tanto pidió sabiduría, y al Señor le agradó la petición de Salomón. Le prometió hacer de él, el hombre más sabio de la tierra. Y también prometió darle lo que no había pedido: riquezas y gran fama. A continuación vemos un ejemplo de sus sabias decisiones: dos mujeres se presentaron delante de él, pidiendo justicia. Ambas habían tenido un bebé; pero el bebé de una murió asfixiado durante la noche por su propia madre. Y esa mujer, se levantó, y le robó el bebé a su compañera, y puso en sus brazos al bebé muerto. Luego, ambas decían que el bebé vivo, era el suyo. Salomón mandó a pedir un espada, y pidió que el bebé fuese partido por la mitad. La verdadera madre pidió que no mataran al niño, en cambio la otra dijo: sí, mátenlo, así no será ni tuyo ni mío. Para Salomón se volvió absolutamente claro quién era la verdadera madre. A Dios le gusta mucho cuando sus hijos piden sabiduría. Y a los que la piden con fe, Dios la da en abundancia. Pidamos sabiduría, para saber distinguir entre el bien y el mal. Que el Señor te bendiga.