Nahas, rey de los amonitas, amenazó a los de Jabes de Galaad con destruirlos, pero ellos pidieron paz. Nahas aceptó con la condición de sacarles el ojo derecho a todos los habitantes de Jabes. Es interesante que Nahas en hebreo significa serpiente. Los de Jabes enviaron mensajeros por todo Israel, para haber si había algún valiente que pudiese venir en su auxilio. Fue entonces que el Espíritu del Señor vino sobre Saúl, y él convocó a todo Israel para salir en contra de los amonitas. Saúl aplastó la cabeza de esta serpiente, y ganó una gran victoria para Israel. Todo el pueblo de Israel se dio cuenta de su valentía y capacidad en el liderazgo; eso llevo a algunos a pedir la muerte de quienes anteriormente no lo habían reconocido como Rey. Saúl lo prohibió. Nadie en Israel debía morir en el día en que Dios los había liberado. Lo cierto es que el relato nos muestra que aunque Saúl había sido ungido, todavía no había sido coronado. Pero después de esta gran victoria, ahora sí Samuel lo coronaría en Gilgal, con la aprobación de todo Israel. La pregunta que debemos hacernos hoy es: ¿Qué serpiente nos está amenazando? ¿Habrá alguna serpiente, o instrumento del enemigo, queriendo oprimirte y someterte? Clama al Señor. Su ungido, Cristo Jesús, está listo para pelear tus batallas y darle la completa victoria sobre la Serpiente, Satanás. Solo en Cristo Jesús podemos experimentar verdadera paz y liberación. Que el Señor te bendiga.