Esta es la primera vez que el pequeño Samuel oía la voz del Señor. Él pensó que era Elí quien lo llamaba aquella noche. Pero era el Señor. Y cuando Elí se dio cuenta que el Señor quería hablar con Samuel, le dijo lo que Samuel tenía que responder: "Habla, Señor, que tu siervo escucha". ¿Cuán dispuesto estás a escuchar la voz de Dios? ¿Será que Dios hoy todavía está dispuesto a comunicarse con nosotros? ¿Tendremos nosotros un oído sensible a la voz del Señor? Dios empezó a hablar con Samuel desde una muy temprana edad. Lamentablemente su primer mensaje fue uno de juicio para el sacerdote Elí. El pecado de Elí fue nunca se opuso al pecado de sus hijos. Si ese pecado lo comete un padre común y corriente, quizás las consecuencias solo serían negativas para esa familia. Pero los hijos de Elí estaban perjudicando la fe de toda una nación. Ellos representaban a Dios delante del pueblo; y estaban dando una pésima imagen de quién y cómo era Dios. El Señor clasificó el pecado de ellos como una terrible blasfemia; y ya no serían perdonados, sino que serían cortados por completo. Aquí hay un mensaje muy importante para todos los padres: la labor de los padres es corregir a los hijos. Ellos tienen que trazar sendas rectas para sus pies. Si los hijos quedan sin corrección, es por la negligencia de los padres. Que el Señor nos ayude a aprender a escuchar la voz de Dios, y a obedecerla. Que el Señor te bendiga.