Aunque los filisteos derrotaron a los israelitas, y se llevaron como trofeo el Arca del Pacto, Dios se encargó de demostrarles su poder y su majestad. En los tiempos antiguos, si una nación le ganaba a otra, eso significaba que su dios era más fuerte y más poderoso. Pero vemos en éste capítulo, que Dios se encargó de dejar bien en claro, que no existe otro dios. Dagón fue totalmente humillado por el Dios verdadero, el Dios de Israel. Una vez que Dios mismo derribó el dios falso, Él se encargó de golpear con una plaga de tumores a los ciudadanos de Ashdod. Los filisteos entendieron que el Dios de Israel era soberano y Todopoderoso. Ahora querían deshacerse del Arca, pero no querían perder su preciado trofeo. Lo enviaron a diferentes ciudades filisteas antes de buscar la forma de devolverlo a Israel. Pero a donde lo llevaban, Dios se encargaba de castigar a los filisteos con sus plagas. En este capítulo Dios nos muestra su poder y sus soberanía. Él es perfectamente capaz de defenderse solo. Él mismo podía acabar con todos los enemigos de Israel. Pero Dios tuvo misericordia de ellos. Se nos muestra aquí a Dios como el Rey de Israel. Pero lamentablemente es una lección que el mismo pueblo de Israel nunca entendió. Que el Señor nos ayude a entender quién es Dios, y qué es lo que Él merece de mí. Que el Señor te bendiga.