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Description

Manasés se ganó el título de ser el peor rey que haya tenido Jerusalén. Tristemente, éste rey reedificó todos los altares paganos que su padre, el rey Ezequías, había destruido. Manasés no tuvo ninguna consideración por el Dios de Israel, tanto así que en el mismo Templo puso sus imágenes a sus dioses falsos, y así incitó a todo Jerusalén a la idolatría. En el lugar que Dios eligió, y que Dios puso su Nombre, Manasés lo mancilló poniendo sus imágenes. No solo se dedicó a la idolatría; sino que también se dedicó a la hechicería, y a consultar a los muertos. Pasó a su propio hijo por el fuego, y mató a mucha gente inocente en toda Jerusalén. Sin temor a equivocarnos, podríamos decir que Manasés se dedicó a servir al diablo. Por eso Dios levantó profetas que anunciaron que así como Él había juzgado a Samaria, ahora juzgaría a Jerusalén, y barrería con la ciudad y con su gente. Sin duda, la influencia nefasta de Manasés significó la sentencia final para Jerusalén. No aprendieron la lección de sus hermanos en Samaria. Después de que Dios los salvó de forma tan espectacular de los Asirios, no fueron capaces de permanecer fieles a Dios. 
Querido amigo, querida amiga: no dejes que nadie te aleje de servir y honrar al Dios verdadero. No provoques a Dios con ninguna de las cosas que Él detesta. Permanece fiel a Dios, aún cuando todo el mundo se vaya por otros caminos. Que el Señor te bendiga.