El capítulo de hoy es breve, y nos muestra el asesinato de Isboset, el hijo de Saúl, y Mefiboset, el hijo de Jonatán. Tras la muerte de Abner, el hombre más fuerte que luchaba por la casa de Saúl, Isboset y todo Israel quedaron paralizados de miedo. Quizás pensaron que David vendría a atacarlos para darles el golpe final. Pero la muerte de Abner no había sido un plan de David. El rey David no ordenó la muerte de Isboset. Fueron sus propios capitanes quienes le dieron muerte, mientras dormía la siesta en su propia casa. Quizás ellos pensaron que de esta forma se ganarían la confianza de David. Pero David se sintió muy disgustado con lo que estos hombres perversos habían hecho. Y los mandó a ejecutar. De Mefiboset, el hijo del mejor amigo de David, el relato nos cuenta de su triste accidente. Su niñera, temiendo lo peor, huyó a toda prisa con el niño en brazos, y al parecer tropezó, y el niño se golpeó tan fuerte, que quedó lisiado de sus piernas para siempre. Más adelante veremos como David lo buscó, para cumplir con él la promesa que le había hecho a su padre, de hacer misericordia con su descendencia. La Biblia nos muestra que David no llegó al trono como otros monarcas, eliminando a la competencia. No. Él fue muy paciente, esperando que Dios cumpliera sus promesas. Que Dios nos ayude a ser pacientes, y a no buscar el mal para nuestros enemigos. Que el Señor te bendiga.